Análisis Megamagic: Wizards of the Neon Age
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Análisis Megamagic: Wizards of the Neon Age

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Tras una exitosa campaña de crowdfunding y un gran paso por Steam Greenlight llega a nosotros Megamagic: Wizards of the Neon Age de la mano de BeautiFun Games. Tal vez os suene el nombre de este estudio independiente español, y es que son los creadores del aclamado Nihilumbra, título que llegaba al mercado hace ya casi 4 años y que conseguía conquistar tanto al público como a la crítica gracias al buen plataformeo y un fantástico apartado artístico.

Ahora, en pleno 2016 el estudio se atreve con algo totalmente distinto; Megamagic es un título que promete una mezcla de RPG y RTS (estrategia en tiempo real) ambientado en un universo distópico y retrofuturista. Desde luego es difícil imaginar cómo se les puede haber pasado tal idea por la cabeza pero, ¿cuál es el resultado final? Acompañadnos a lo largo de este análisis para descubrirlo.

Adiós al reciclaje

Tras el éxito que os comentábamos más arriba del anterior título de BeautiFun Games, habría sido fácil acomodarse y lanzar una secuela, reciclando gran parte de los elementos que hicieran en su momento de Nihilumbra un gran éxito. Pero no, la empresa ha decidido hacer algo nuevo y no vivir de las rentas, y desde luego, lo han conseguido. En Megamagic nos topamos con un RPG de vista isométrica, con todo lo que ello conlleva en cuanto a progresión del personaje; combinado con toques sacados de los juegos de estrategia en tiempo real.

Es decir, por un lado tenemos elementos de un ARPG en el que movemos a nuestro personaje con las teclas de dirección (no con clicks del ratón) y lanzamos nuestros hechizos con el ratón o números, haciéndolo bastante intuitivo y fácil de manejar. Además, como en todo buen juego del género, tenemos un sistema de progresión que, si bien es cierto que no es malo y ofrece unas cuantas variantes, no es demasiado profundo. Podemos elegir qué hechizos asignamos a la barra de habilidades, pero realmente no será hasta casi la mitad del juego cuando la elección sea real, y es que al principio apenas podremos rellenar los huecos con los hechizos que tenemos.

Además, a pesar de que el mapa en casi todos los niveles es bastante cerrado (aunque al principio parezca lo contrario), Megamagic también cuenta con un componente de exploración que se explota en algunas misiones en las que debemos localizar objetivos y, sobre todo, en los extras que encontramos: los cofres. Hay muchos dispersos y escondidos en todos los recovecos del mapa y, aunque son difíciles de encontrar, se agradece que sean fácilmente distinguibles, que los puedas ver rápidamente y no se pasen desapercibidos. Pero justo en estos extras es en donde he echado en falta algo más; necesitaremos encontrarlos todos para completar un logro del juego pero, más allá de eso, apenas hay incentivos para buscarlos ya que la recompensa que ofrecen es, esencialmente, nula.

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Por otro lado, Megamagic se sustenta en un sistema de combate con elementos de los títulos de estrategia en tiempo real, en el que tendremos que planificar rápidamente nuestras acciones mientras decidimos qué habilidades usar en cada momento y contra cada enemigo. En este aspecto es donde viene a cuento distinguir nuestras habilidades en dos grupos: los hechizos propiamente dichos, y las invocaciones. Con los primeros podremos realizar acciones nosotros mismos como atacar, repeler a los enemigos, poner trampas u ofrecer ventajas a nuestros aliados; mientras que con los segundos es con los que llamamos al combate a los grims (así se llaman las criaturas que podemos invocar).

Hay un buen número de grims que podemos aprender a crear con nuestra magia y cada uno de ellos tiene habilidades y cualidades únicas que deberemos administrar bien si queremos jugar en las dificultades más altas. Un pequeño detalle que me ha llamado la atención y me parece algo muy positivo es el hecho de que para ser capaces de invocar nuevas criaturas podemos hacerlo siendo enseñados por alguien que encontremos en nuestro camino a lo largo de la historia, o podemos aprender por nosotros mismos, teniendo que haber derrotado previamente a un número determinado de la especie que queramos invocar, así como haber visto varias veces sus habilidades activas y pasivas.

Con todo esto sobre la mesa, en BeautiFun Games han sido capaces de hacer una mezcla muy buena en la que se nos obliga a pensar, actuar rápido y decidir en cada momento de forma correcta porque, a pesar de que hay dificultades para todos los gustos, si nos adentramos en las más altas vamos a sufrir y mucho. El juego es tremendamente difícil, pero se siente justo prácticamente en todo momento, lo cual evita la frustración (también podemos bajar la dificultad cuando nos apetezca).

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Un viaje para descubrir la verdad

En lo que respecta a la historia, Megamagic llega con un guión interesante y que se nota muy trabajado. A grandes rasgos y sin entrar en ningún spoiler, nos ponemos en la piel de un joven que, junto con su hermano, es abandonado en un extraño pueblo por su padre, quien se sacrifica para mantener tanto a los chicos como un libro y un bastón a salvo. Allí crecemos bajo los cuidados de nuestro tío hasta que un día, por ciertas causas muy misteriosas que involucran a los más sabios y poderosos magos de este universo, debemos huir y emprender un viaje que nos lleve a descubrir la verdad que se oculta tras la muerte de nuestro padre y los dos extraños objetos que portaba y que nuestro personaje ha podido heredar. Todo ello ambientado en un mundo casi posapocalíptico en el que la magia neón y los peligros sobrenaturales están a la orden del día.

Como podéis ver, la historia pinta interesante y bastante apasionante desde muy temprano, haciendo que queramos saber más y seguir adelante. Sin embargo, el desarrollo de esta historia mientras jugamos no es tan bueno como quisiéramos, y es que hay ocasiones en las que los acontecimientos se separan tanto en el tiempo (tiempo real de juego) que, unido al hecho de que se intercalan otras misiones por el medio, hacen que nos olvidemos de cuál es el objetivo que estamos persiguiendo en cada momento, logrando que el tan interesante guión quede relegado a un segundo plano.

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Por su lado, los personajes con los que nos encontramos a lo largo de toda la campaña son realmente carismáticos y, a pesar de la seriedad en general del juego, son capaces de aportar toques de un humor muy acertado y que sienta al título como un guante. Desde cada secundario hasta el compañero de nuestro protagonista pasando por enemigos y aliados diversos, todos los NPCs dejarán huella en nuestro viaje y serán fácilmente identificables cuando repasemos el mapa.

En cuanto a la duración de esta historia, Megamagic es un título que ofrece, sin lugar a dudas, una cantidad de horas más que suficiente a través de los más de 10 capítulos que componen esta aventura. Entre las veces que moriremos y tendremos que repetir una pelea, los diálogos que suelen ser amenos y las vueltas que demos por cada escenario realizando diferentes misiones, nos plantaremos sin problema ninguno en unas 10 horas. Eso sí, el título apenas ofrece incentivos para rejugarlo una vez finalizado ya que la historia será la misma y combatiremos contra los mismos enemigos una y otra vez.

Apartado visual y sonoro

El apartado visual es uno de los aspectos que más cuidan los chicos y chicas de BeautiFun, como pudimos descubrir en Nihilumbra; y Megamagic no es una excepción. Con un presupuesto limitado, el estudio ha optado por una estética bastante simple que recuerda, en cuanto al dibujo, a las series de animación de los años 80 y 90 con las que muchos de nosotros crecimos y que, personalmente, me gusta bastante. Dentro del cuidado aspecto artístico, a estos dibujos clásicos los acompaña una estética increíble en la que se mezcla un mundo con toques posapocalípticos con ambientación ochentera y una paleta de colores muy vivos que consigue transmitir al universo en el que se desarrolla la acción muchísima personalidad.

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En cuanto a los efectos, es un título bastante minimalista y que no busca sobrecargarnos la pantalla, ni siquiera cuando lanzamos hechizos a puñados. Aunque es algo lógico ya que es importante saber qué ocurre en cada momento por el sistema de combate que tiene el título, lo cierto es que un poco más de espectacularidad y aprovechar esos neones que tan bien lucen, habría sido un puntazo.

Por su parte, el apartado sonoro cuenta con una banda sonora que ha logrado encandilarme. Un buen repertorio de temas de serie de televisión norteamericana de los años 80 que encajan a la perfección con toda la estética de Megamagic y conseguirán enamorar a cualquier usuario desde el momento en el que abra por primera vez el juego y vea la secuencia inicial.

Conclusiones

En definitiva, Megamagic: Wizards of the Neon Age es un juego que no va enfocado a todos los públicos ni a todos los gustos. Si no sois fans del ARPG o la estrategia en tiempo real, tal vez se os haga lento debido al avance irregular de su historia. Pero, si sois fans de estos géneros, estáis sin duda ninguna ante un título de calidad que os proporcionará una buena cantidad de diversión a través de las muchas horas que le podéis dedicar.

Contenido abundante y de calidad, un sistema de combate divertido y original y un guión que, con todos sus toques de humor, consigue contar una historia seria e interesante; esos son los principales ingredientes de este delicioso pastel que BeautiFun Games ha cocinado y que ya está disponible para que todos probéis por un precio bastante asequible.

Redactado por:

Videojuerguista, lector y cinéfilo desde que tengo uso de razón. Hablo de videojuegos, cine, series o lo que me dejen. Incondicional del RPG clásico, lo indie y el wéstern. Me gustan los números y puedes encontrarme con una raqueta en la mano.